La enfermera y el médico que trabajan en una residencia para personas de la tercera edad tienen una gran responsabilidad. No solo ante el interno, sino también ante sus familiares. Por este motivo, sus cuidados han de ser similares a los que ofrece un médico de familia, conocedor del historial clínico del paciente y con la suficiente confianza para proporcionar atenciones y consejos de gran utilidad en materia de salud.
Aparte, este trabajo ha de coordinarse, en un centro concertado con la Administración Pública, con los servicios de salud comunitarios (consultas de especialidad, urgencia, etc.).
El equipo médico de una residencia geriátrica ha de ser multidisciplinar y debe contar con el concurso de enfermeros, médicos, psicólogos, auxiliares de clínica, trabajadores sociales o monitores.
En todo caso, uno de los servicios fundamentales ha de ser la enfermería. En la Residencia San Francisco y San Vicente contamos con atención sanitaria durante los 365 días del año. Las personas mayores requieren atención permanente, ya que pueden sufrir complicaciones repentinas. Por consiguiente, este servicio propio de enfermería diaria se coordina con los servicios sanitarios que se ofrecen fuera de la Residencia como el de farmacia, hospitalizaciones con cirugía, atenciones primarias y urgentes y orientación médica. Asimismo, las instalaciones deben estar adaptadas a sus condiciones y es necesario contar con dispositivos de alarma o llamada, que avisen de caídas u otras incidencias.
Sin lugar a dudas, es preciso que la atención sea lo más personalizada posible y basada en la empatía con el residente. En este sentido, el plan de atención integral conlleva una apuesta por la autonomía de la persona y su socialización en actividades con el resto de residentes.
Por otra parte, hay que destacar determinados aspectos de la salud en los que harán hincapié los servicios sanitarios de la residencia. Entre ellos, los siguientes:
- Alzhéimer y demencias vinculadas al envejecimiento: con unidades destinadas a estas enfermedades.
- Cuidados especiales geriátricos: por ejemplo, cambios posturales.
- Cuidados postoperatorios y ejercicios de rehabilitación: para una correcta recuperación.
- Atención a aspectos relacionados con la memoria.
- Ayuda en las actividades básicas de la vida diaria: vestirse, ducharse, comer…
- Realización de ejercicios de gimnasia de mantenimiento: mediante aparatos y juegos.
Además, se concede una relevancia especial a la rehabilitación funcional, basada en el entrenamiento en actividades cotidianas, el programa de autocuidados y la educación sanitaria (para adquirir pautas adecuadas en materia de salud).
Esta metodología global hace del residente una persona más independiente y motivada. Incluso, también se pone a su disposición la atención pastoral que necesite.
Por último, hay que tener en cuenta que la familia podrá estar puntualmente informada de la situación de su familiar.